Metamorfosis

negro un capullo
de seda y lava
envuelve el contorno de mi espiritu
inquieto


angosta el suspiro
la trama
en sus brazos
tórrido de núcleo
esperando
a nacer


otra vez
ser luna
dilatada en un vaso


un rio
de vertiente
labio a labio
y caer

del abismo de la nada
de la nada algún cielo

encendido aleteo

rabia

celo

rojo

fuego

sentir
y volver... a ser







jueves, 13 de mayo de 2010

un tesoro

Esta semana ha venido el psicólogo de la lavadora a casa. El sábado, el aparato pleistoceno (inciso: “¿pero no es nueva?”, comentó la casera), se negó a centrifugar y desaguar. “Cuadro agudo de ansiedad unido a un atranque en la bomba”, dictaminó el técnico, tras lo que se puso a trabajar. Agarra la lavadora, la expulsa de su guarida, la aparta un poco más y… pide un cepillo y un recogedor. Había encontrado un zulo de Maya, nuestra gata-urraca. A saber:

Rollos de papel celo
Pinzas de la ropa
Varios trozos de pan
Otro hueso de pollo
Pinzas para cerrar las bolsas de comida
Gomas del pelo
Pinzas del pelo
Un mechero
Dos cajas de cerillas
Medio bombón
Un dedo humano
Una especie de bola-canica
Varios alambres de los que cierran el pan de molde
Tapas de bolígrafo
Un bolígrafo

Esta mañana todavía metía la zarpa debajo y me miraba inquisitivamente. “¿Dónde está mi tesoro?”…

jueves, 29 de abril de 2010

PREGUNTAS ???

Constantemente preguntas
Invaden nuestras vidas
nos van desgastando en la búsqueda de las respuestas
Cuando casi nunca las hay.
Por eso deberíamos
Hacerlo de una forma más silenciosa.
Esperar a que la vida, nos la de.
Porque sino quedaríamos estacandos, encerrados entre
preguntas
Hasta que el destino nos encuentre.

miércoles, 28 de abril de 2010


—La luna es la muela de un gigante.
—Si tú lo dices.
—Que sí, me lo contó mi tío, que tiene muchos amigos dentistas. Dentistas suecos, además.
—Seguro que eso puntúa doble.
—El gigante se arrancó la muela porque le dolía y la arrojó muy lejos. Tanto, que entró en órbita. Y ahí sigue, iluminando por la noche a los enamorados.
—Romanticismo dental.
—Sí.
—¿Y el sol?
—El sol es un grano de arroz que tenía el gigante entre los dientes. También lo arrojó lejos. Y ahí sigue, iluminando por el día a los turistas.
—Turismo arrocero.
—Sí. Por eso en inglés sería más correcto llamar al amanecer sunrice.

martes, 27 de abril de 2010

sonidos

Sentir sonidos
comer sonidos
respirar sonidos
palpitar sonidos
mirar el sonido
agudizar sonidos
sonido aviso, sonido temor, sonido alarma

sonidos que entran se zambullen caracolan,
coclean martillan, rebotan, rebotan
aturden, confunden, desorientan
se deforman, se retuercen, se distorsionan,
te dañan.

sonidos aplastados desbaratados, destrozados, deshechos…
sonidos paralizados inmóviles inertes estériles

sonidos de manos,
sonidos de señas
sonidos de gestos, de muecas,
actitudes

labios quietos
sonido silencio
inhóspito, desierto, desolado, vacío
sin susurros sin risas
sin cadencia sin canción

sonido en tu mirada
sonidos de labios
labios en movimiento, labios exagerados,
labios danzantes, labios cómplices,
cabales solidarios,
labios sin bigotes

silencioso sonidos
bilingüe amado

colores difusos
MIS MANOS
mis fusas mis musas
mis usos mis ruidos mis gritos
lágrima,
silencioso ruido del latido
del susurro
del sonido del gemido.”

el gran seno


Resulta que entre la atmósfera y la estratosfera se encuentra la tetósfera, que carece de nubes y también de otras formaciones meteorológicas. Es un lugar súper tranquilo donde habita la gran teta del mundo que es enorme y autónoma.
Esta teta tiene un solo ojo ubicado en el pezón desde donde antes apenas observaba los sucesos diarios sin que se le moviera un pelo, (sí, toda teta tiene pelo) sin que nada la conmoviera.


Cierto día le ocurrió lo que le ocurre a cualquiera que se precie de ser teta, comenzó a picarle, y el único remedio para este caso era, es y será… rascarse.
Increíblemente ese pequeño gesto la descolocó, pues en verdad era la primera vez que sentía algo. Picazón.



Enorme y pesada, al rascarse se le movió el piso, o la tetósfera, y su tetavisión pasó a ser otra, pues ese leve gesto provocó que un gran chorro de leche cayera sobre la tierra. Los hambrientos abrieron sus bocas y se dejaron beber el alimento caído del cielo, otros pobres también la bebieron y al ver que la leche les llegaba hasta los tobillos la almacenaron sin perder tiempo.




Las empresas de lácteos corrían desesperadas para patentarla, hacer dulce de leche, cremas, quesos y yogurt, pero el trámite era imposible pues se desconocía la fuente.



Todo esto se podría haber arreglado, con unos pesitos por aquí, otros por allá, pero lo cierto es que la teta dejó de rascarse porque ya no le picaba, por otro lado al ver a los acopia-guita de otros cuentos que nadie le contó, pero que ya conocía, haciendo de las suyas para lucrar con su leche, hizo un mea culpa, tragó en seco su propia leche y se durmió embriagada de sí misma.



Por suerte de vez en cuando a la teta le pica la teta y se rasca, entonces se le mueve la tetósfera y descarga millones de litros de leche que niños y otras gentes hambrientas alcanzan a tomar antes que los acopia-guita quieran patentarla y que la gran teta se abstraiga y que ya no le pique la teta de si.
Lo esencial es invisible a los medios, y todo es más frío al sur del ecuador. No hay más sordo que el que no quiere ver, ni más ciego que el que no escucha.

No hay más pobre que el que no tiene nada, ni más rico que el que lo tiene todo, ni mejor papel higiénico que el que te limpia el culo.

No hay más mal que el mal, ni bien que por bien no venga y se vaya...

Del dicho al hecho hay un trecho

jueves, 22 de abril de 2010

—Eh, usted.
—¿Es a mí?
—En este texto no sale nadie más.
—Es cierto, no me había fijado. Qué calamidad, yo quería pedir un taxi.
—¿Le gustaría aparecer como extra en la vida de otra persona?
—No sé, ¿es una persona importante?
—Lo es. Se trata de una protagonista.
—Vaya. Yo también quisiera ser protagonista. Y que otros fueran extras en mi vida.
—No sea tan ambicioso, hay que ir paso a paso. Si nos convence su trabajo, es posible que volvamos a llamarle.
—¿Y qué tengo que hacer?
—Poca cosa. Pasear arriba y abajo por esta calle, de forma casual, como si no tuviera nada mejor que hacer.
—Es como si hubiera nacido para este papel.