
Hay hombres sin luz, sin sonrisas.
Hombres que como los griegos, trataron de
encontrar esa belleza y nunca pudieron.
Yo, soberbio o no, como Prometeo
Encontré la receta no al fuego.
Sino a la de dibujarme antes de salir a la calle
Una sonrisa en el rostro.
Porque una sonrisa, abriga al desprotegido
Sostiene al caído.
Y abraza al que tiene falta de cariño
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